miércoles, 31 de agosto de 2011

Análisis de la exclusión de “familias” en relación al paradigma occidental.



El análisis sociológico, antropológico y legal, arroja una composición de un cuadro sintomatológico fuertemente arraigado cultural y socialmente de lo que se concibe como matrimonio y familia, siendo estas generalizaciones coercitivas e impositivas mediante las normas legales y políticas de las leyes e instituciones mexicanas que imparten “justicia” y dan “legitimidad” a las acciones individuales y sociales en las prácticas culturales de México, colocando como paradigma una construcción de familia determinante, reducida, excluyente y contradictoria al discurso de la diversidad cultural, la cual trataré de explicar a continuación:

En el análisis del paradigma de la familia occidental se manifiesta una concepción biologicista en el que la familia se construye a partir de la reproducción, procreación y socialización con los hijos como parte fundamental y generadora de la idea de esta institución, aunada a la persistente idea de maternidad donde la mujer predomina como figura imperante para construir hogares “idealizados”, especialmente en sociedades en las cuales la mujer se convierte en un mecanismo y fuente de reproducción cultural por ser la legítima heredera de los quehaceres del hogar, del cuidado de los hijos, la mediadora de conflictos entre éstos, provocando la paradoja de “ser la reina de la casa” y “esclava de los miembros de la familia”.



En esta composición “pluricultural” de la nación mexicana, tal cual como explica la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, resulta en el discurso reivindicativa por la manifestación de las diversas prácticas culturales, pero en las estructuras jurídicas, se impone la heterosexualidad del matrimonio, la monogamia y la familia nuclear como única manera legítima en la que se pueden otorgar los “derechos” y obligaciones de la “familia”.



Es por tanto negada la diversidad de “familias” o vínculos de parentesco, afectivos o culturales que pueden existir en la tan afamada diversidad cultural, ejemplos como madres solteras, abuelos que velan por los nietos a causa de la ausencia de los padres, padres solteros, tíos que se hacen cargo de los sobrinos por la muerte de los padres, parejas homosexuales o lesbianas que tienen hijos por adopción, inseminación, renta de vientres, entre otros; también parejas infértiles o que decidieron no tener hijos, conjuntos de hermanos que no tienen padre o madre, en fin, toda una multiplicidad de relaciones negadas y desconocidas por la institución familiar “legítima” en la que su composición se basa en padre, madre e hijos, tremenda configuración reduccionista, excluyente y paradójica a las predicaciones discursivas de la igualdad y equidad de los derechos humanos.

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