martes, 15 de noviembre de 2011

Coloquio Estudiantil. Arte en Diversidad Sexual

Cártel de Investigación presentando en el 1 Coloquito de Arte en Diversidad Sexual en el Instituto Politécnico Nacional, Noviembre 2011.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Conclusiones.


“La Otra familia” es una producción que exhibe un ejemplo de la diversidad cultural y artística, por un lado en la manera en que expone la posibilidad de construir familias “alternativas”, que corresponde a las divergencias en la cultura mexicana. Asimismo se puede considerar como una propuesta cinematográfica latinoamericana en relación a otras filmaciones extranjeras con la misma temática, evidenciando cómo se desarrolla el discurso de la inclusión a partir del reconocimiento “idealizado” y políticamente correcto de la diversidad en el lenguaje cinematográfico.

Es importante apuntar cómo se manifiesta un argumento que se apega a los valores hegemónicos de la institución familiar heterosexual y la mayoría católica, buscado precisamente normalizar y naturalizar las “nuevas familias”, que paradójicamente no significa que no existieran, sino que no eran reconocidas, revelando la importancia que se otorga a las políticas incluyentes de reconocimiento de la diversidad por parte del poder Estatal.



Estas situaciones arrojan a la luz, los mecanismos en que los Estados Nacionales siguen ostentando el poder de reconocimiento, visibilización y reivindicación a pesar de los discursos pluriculturales y de apertura a la multiplicidad de diferencias que coexisten en un territorio. “La otra familia” no es otra cosa que resultado de la despolitización, descontextualización y de la idea de concientización de las diferencias para homogenizar a una población, especialmente en las innegables políticas económicas de un sistema capitalista neoliberal y globalizador, que mira más allá de las personas como poseedoras de derechos, sino que concibe a seres humanos como consumidores de un mercado que no ha sido explotado, el llamado “mercado rosa” que tiene como compradores específicos a la población que manifiesta la diversidad sexual, pues ya se ha declarado mediante estudios de mercado la capacidad adquisitiva y los fuertes gastos en consumo de la población gay. Considero que no es posible tomar a la ligera esta producción cinematográfica, que no pelea por la diversidad ni la inclusión de homosexuales y lesbianas aceptando sus diferencias, no lucha por cambios ni se casa con discursos, incitándonos a la creencia que solamente ejemplifica y expone un caso de una concepción distinta de “familia”.

Una producción cinematográfica mexicana de familias homoparentales; La otra familia.




En marzo de 2011, con una previa campaña de publicidad y marketing se estrenó en cines de todo el país la primera película mexicana con temática de familias homoparentales del director Gustavo Loza: “La otra familia”, que aborda precisamente un proceso en el que se construye una familia alternativa a la de padres heterosexuales biológicos.

La mencionada película narra la historia de un niño (Bruno Loza) que vive en un contexto dificultoso: una madre soltera, drogadicta, con problemas psicológicos y de carácter sumamente violento (Nailea Norvind). A causa de una amiga lesbiana (la actriz Ana Serradilla) y su amistad con una pareja gay (los actores Jorge Salinas y Luis Roberto Gúzman), la amiga lesbiana que tiene un vínculo con la madre, decide extraer al niño de la casa donde vive sin cuidados y con la continua ausencia de su mamá, para llevarlo a la pareja gay que se supone cuidará de él mientras la madre es forzada a entrar en un centro de rehabilitación.

A partir de esta problemática y con una historia paralela a la inseminación artificial de la pareja lesbiana, se genera una trama donde se expresan estigmas en contra de homosexuales especialmente; la supuesta tendencia a la violación, la violencia verbal, problemas legales de adopción, entre otros estereotipos que se adjudican a la población gay. También se presentan temas como la drogadicción, familias disfuncionales, problemas de pareja, inseminación artificial, donadores de esperma, narcotráfico, etcétera.

Es necesario hacer hincapié que tal cual como se mencionó en el análisis de las películas extranjeras, en esta filmación mexicana se reproducen contextos similares, hombres que reproducen su papel de una masculinidad prescrita, pero con rol masculino/femenino, una clase alta con poder económico, altos valores morales tradicionales y fuertes creencias católicas, características físicas reconocidas de una clase alta, una casa sumamente lujosa, entre las particularidades que describen a personas con las que se relaciona el poder económico y cultural en nuestra cultura, teniendo sólo como punto débil y del cual se deriva la exclusión, ser homosexuales.

Para profundizar en la exploración e implicaciones culturales y artísticas de esta cinta en México, recurrí a la lectura de los diarios digitales de la semana en que salió en cines, analizando los comentarios que se generaban en el país a partir de la filmación, que mostraría de alguna manera el impacto a través de los medios de comunicación, en este caso el periódico y el internet exclusivamente, por tanto, extraje declaraciones del director y de los actores principales de forma que se pueda conocer su posicionamiento y razones al filmar la cinta “La otra familia”.

Por un lado nos confrontamos con uno de los problemas que se generaron de esta filmación, la cual no fue apoyada por las instituciones pertinentes a la producción de películas en México. Uno de los periódicos informó: “La cinta, que se estrena este próximo viernes con 350 copias a nivel nacional, nunca pudo ser aceptada para su realización por las instituciones de gobierno, como fueron IMCINE, FIDECINE y FOPROCINE” , por tanto las instituciones culturales que fomentan las producciones artísticas cinematográficas se deslindaron de las posibles críticas de la sociedad al no subvencionar una producción con una temática difícilmente aceptada y bastante polémica, lo que demuestra que ni las mismas instituciones culturales y artísticas que abanderan el discurso de la diversidad cultural, se comprometen seriamente en fomentar el reconocimiento de las diferencias culturales.



Con relación a los participantes, iniciaré con el actor Luis Roberto Gúzman que expuso en relación a su papel: “Lo que quise fue enfocarme a mi lado femenino y eso me obligó a hacer un trabajo físico, vocal y mental” , esta idea llamó mi atención por la relación que se hace de la idea de lo femenino con la homosexualidad, uno de los mitos que se ha construido alrededor de las personas gay, como una generalización del juego de roles masculino/femenino en las relaciones entre personas del mismo sexo.

Otro comentario publicado en las noticas fue del director que aseveró “el filme pretende mover a la gente:



"que dejen de estar anestesiados, dormidos, que despierten, reaccionen, no es una película ofensiva, no tiene un discurso, no existe una bandera, es una propuesta valiente, realista y muy necesaria en este país […] la idea no es crear consensos, lo importante es que estemos haciendo en México cine de este tipo, que invita a la gente a reflexionar y tomar conciencia".



En esta declaración del director es interesante que despolitiza en sentido estricto su producción, ya que explica que no tiene discurso, ni existe una bandera, aún cuando la problemática de la diversidad sexual, matrimonio y adopción por parte de estos tiene un trasfondo netamente político, una historia de activismo, lucha social y un contexto histórico de invisibilización, a pesar de esto, el director afirma que la película tiene en síntesis una propuesta de concientización de la realidad en México. Es una cuestión interesante la despolitización y neutralidad a pesar de lo polémico del tema, pues el actor Jorge Salinas también declaró "Tampoco queremos cambiar de opinión ni apoyar ninguna preferencia ni juicio, simplemente somos actores que verán realizar este guión" , reforzando la idea del director y la supuesta neutralidad del filme.




Otra de las declaraciones del director fue: “No apoyamos ningún movimiento, somos respetuosos, pero tampoco estoy a favor o en contra. Si alguien la toma como bandera, no está en mí, sino que depende de la gente. Mi objetivo es que podamos redefinir el concepto de familias, porque familias hay muchas, puntualizó” Con la declaración del director no se puede dejar de lado la forma en que ha funcionado el arte, ya que el ser pionero en el sistema artístico resulta tener un prestigio y legitimación que se genera de forma posterior a una producción artística, ejemplos tenemos como a Duchamp en su ready made del mingitorio, que después de los debates, críticas, polémicas y altercados en el círculo intelectual artístico se convirtió en un parte aguas en la historia del arte, originando el arte conceptual y las diversas expresiones estéticas contemporáneas, por lo que resultaría ingenuo pensar que no existen intereses por parte del director, actores, etcétera, al realizar una película polémica, despolitizada y sin abanderamiento de ningún discurso. “La otra familia” ciertamente se introduce en un terreno escarpado y difícil tanto en el terreno cultural como en el artístico, pero también evita el compromiso político y social, sin renunciar al económico, al declarar una supuesta neutralidad por parte del director y los actores principales.

El cine como mecanismo de reproducción cultural y la construcción audiovisual de la diversidad cultural y artística.




Para analizar el impacto de la idea de las familias homoparentales en la cultura mexicana, quiero recurrir a la cinematografía como una práctica artística con fuertes implicaciones culturales, estéticas, económicas, sociales, políticas y generadoras del imaginario social, pues resulta muy importante reconocer cómo se va construyendo un discurso de la inclusión a través de herramientas estéticas.



El cine es un importante medio de comunicación actual en occidente, reconocido dentro del discurso artístico oficial como el séptimo arte, su diferenciación con otras artes es su esencia que radica en la convergencia de “varias disciplinas artísticas”, su alta reproductibilidad como medio masivo de comunicación y su estatus de “arte” lo ha colocado como uno de los principales medios audiovisuales que se consume culturalmente; la generación de valores, reproducción cultural, manejo de información, tecnología y mundialización lo colocan como un referente en la actualidad. Canclini afirma que: “El cine y la televisión, para alcanzar amplias audiencias y recuperar las inversiones, promueven narraciones espectaculares inteligibles para públicos de todas las culturas” , reafirmando el poder que tiene sobre la relaciones sociales mundiales en nuestra actualidad, originándose alrededor del cine construcciones y referentes de las cuales se apropia el imaginario colectivo de una cultura y aunque su consumo y apropiación no se puede considerar como determinante en el comportamiento de las personas y sus prácticas culturales, sí construye modelos, paradigmas, estereotipos e incluso estigmas que permean de forma profunda en la población que consume ya sea películas por televisión o mediante la asistencia a los lugares donde se exhiben las cintas.



Para retomar la temática de las familias homoparentales y hacer un puente con el cine como ejemplo de la diversidad artística, mencionaré algunas películas de otros países que han sido traducidas y se conocen de forma somera en México, ya sea por la venta de copias, el internet, los festivales de cine gay, etcétera. Es importante señalar que la producción cinematográfica que tiene como temática la diversidad sexual, es en realidad de poco impacto, por el reducido número de personas que consumen esta temática.



Las producciones recientes con temática relacionada a familias homoparentales son: Moritz , Desayunando con Scot , Patrick 1.5 y Los chicos están bien, las mencionadas películas abordan desde distintas perspectivas la dinámica y problemática a la que se enfrentan las familias homoparentales en relación a la exclusión y conflictos personales, sin embargo, curiosamente tienen como punto de partida una pareja monogamica gay o lesbiana de clase media alta y por tanto poseedoras de un poder adquisitivo amplio, también los actores que aparecen como padres o madres poseen trabajos o actividades económicas reconocidas aunado a especificidades físicas que complementan un patrón de características estéticamente “reconocidas” como altos, blancos, complexión media o delgada y altos valores “morales” occidentales, sin dejar de lado que en sus construcciones de género tienen las características del imaginario social perteneciente a los masculino y lo femenino, sin la obviedad y amaneramientos que circulan alrededor de los mitos de cómo es un gay o una lesbiana. Curiosamente a pesar de que los gays se comportan como “verdaderos” hombres y las lesbianas como “mujeres comunes”, se puede identificar qué persona cumple con funciones masculinas y quién con las femeninas, como en una relación heterosexual, aunque ciertamente son matizadas en la actuación de los protagonistas. Cabe señalar que las tramas se desarrollan en contextos geográficos de países con un desarrollo económico distinto a los países latinoamericanos y por tanto con diferentes problemáticas.



SINOPSIS DE LAS PELÍCULAS

MORITZ Dirección: Stefan Haupt. Pais: Suiza. Idioma: Alemán con subtítulos en español. Año: 2003. Duración: 90 min. Género: Drama. Interpretación: Lilian Fitz, Jonas Rohr, Stefan Rutz, Rudolph Straub, Anatole Taubman . Guion: Christa Capaul, Stefan Haupt. Sinopsis: Moritz es un niño de 10 años cuya madre tiene que ir al hospital por un período indefinido a causa de un tumor cerebral y queda al cuidado de una pareja homosexual. Hombres que velan por la criatura con el mejor cuidado y que formarían una ‘temporal familia ideal’ si los vecinos, autoridades y el resto de lugareños no se entrometieran; porque después de todo no olvidan una cosa:¡es inconcebible que un niño viva con dos gays!.

DESAYUNANDO CON SCOTT Título original: Breakfast with Scot. País: Canadá. Director: Laurie Lynd . Guión: Sean Reycraft. Reparto: Tom Cavanagh, Ben Shenkman, Noah Bernett, Colin Cunningham. Sinopsis: Narra la historia de un antiguo jugador de los Toronto Maple Leafs (Cavanaugh). Su peculiaridad es que mantiene un romance con el hombre que oficia como abogado del equipo. Ambos saltarán al primer plano cuando se conviertan en los protectores de un chico que tiene problemas con su identidad sexual, acarreando el rechazo de unos seguidores acostumbrados a jalear a sus jugadores como máximos exponentes de la virilidad.


PATRICK 1.5 País: Suecia. Directora: Ella Lemhagen. Productor: Tomas Michaelson. Actores: Guztav Skarsgard , Torkel Pettersson y Thomas Ljungman. Sinopsis: La historia relata que desde la aprobación de la ley llevaban tiempo esperando; es difícil encontrar países que quieran dar hijos en adopción a parejas homosexuales. Pero llegó el momento del arribo de Patrick, de edad 1.5 y de origen sueco, pero en el momento de encontrarse con el niño queda claro que los servicios sociales han cometido un error: el punto decimal se ha corrido y a su casa entra un adolescente de 15 años, homófobo y con un pasado criminal. La llegada de Patrick detona una crisis profunda en la relación de los padres adoptivos.


LOS CHICOS ESTÁN BIEN País: E.U.A. Directora: Lisa Chodolenko. Intérpretes Principales: Annette Bening, Julianne Moore, Mark Ruffalo , Mia Wasikowska, Josh Hutcherson, Yaya DaCosta.. Sinopsis: Nic y Jules son una pareja de lesbianas que viven con sus dos hijos adolescentes: Joni y Laser, ambos fruto de la inseminación artificial. Lo que obsesiona a los dos chicos es conocer a su padre biológico. Por un capricho del destino lo encuentran y deciden que forme parte de sus vidas, aunque naturalmente tropezarán con la oposición de sus madres y una serie de problemas que se desatan al relacionarse el padre biológico.

Familias homoparentales en la Ciudad de México.


El término familias homoparentales es un concepto reciente y novedoso. Se refiere específicamente a vínculos familiares conformadas por padres gays o madres lesbianas, quienes por alguna razón lograron hacerse cargo de niños, ya sea por que eran hijos de alguno(a) de ellos(as), por inseminación artificial en el caso de lesbianas, adopción, etcétera.

Quiero hacer énfasis y puntualizar en la Ciudad de México, porque es el único lugar geográfico y político en el país, en que se reconoce como legítimo ante la ley el matrimonio entre personas del mismo sexo, pues “en 2009 la Asamblea Legislativa del Distrito Federal aprobó reformas al Código Civil para reconocer el matrimonio entre personas del mismo sexo, otorgando así derechos plenos a parejas LGBTI (Publicado el 29 de diciembre en la Gaceta Oficial del Distrito Federal)” .



Cabe señalar que esta ley presentó fuertes debates y problemáticas en relación a la adopción y su validez en todo el territorio mexicano, debido a las estructuras jurídico-políticas que norman cada estado, sin embargo, a partir del reconocimiento de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en 2010, se reconoció que “el matrimonio del mismo sexo promulgado en el Distrito Federal es constitucional, tiene validez en todo el país e incluye el derecho a la adopción” .

El mencionado evento jurídico ha sido un parteaguas para generar discusiones entre los partidos políticos, confrontaciones con la diversidad de credos en su mayoría del abanico doctrinal cristiano, cuestionamientos morales, culturales, referentes a la educación sexual, etcétera, por lo que ha disputado directamente la construcción de familias tradicionales, colocando en incertidumbre la noción “legítima” de “familia”, orillado o tal vez forzando a la reflexión de los paradigmas y prototipos que moldan la mayoría de prácticas culturales en relación a la institución “matrimonio” y “familia”.




Cabe señalar que también grupos activistas de la diversidad sexual han criticado duramente la búsqueda del derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo, en lo que conciben como una “normalización” y “naturalización” de las diferencias por parte de los sistemas hegemónicos de la heteronormatividad, mediante las instituciones de matrimonio y familia, por lo que resulta inevitable la reflexión de si realmente se reivindica la diversidad sexual mediante el reconocimiento institucional del matrimonio, la adopción y la legitimidad de las familias homoparentales o sólo se logra introducir en el discurso del poder hegemónico de las instituciones que lo ostentan, reproduciendo los mismos mecanismos tradicionales de la cultura heterosexual, nuclear y monogamica . Aunque lo cierto es que no se puede negar que para una sociedad con fuertes costumbres machistas como la mexicana, es un fuerte golpe a la noción de familia. Quiero esclarecer que en esta investigación, no intento sostener si es positiva o negativa la crianza de niños al vivir en un entorno donde los que se encarguen de éstos, sean heterosexuales u homosexuales, ya que lo percibo en un terreno con fuerte carga axiológica, por lo que intento evitar los juicios de valor de ciertas perspectivas que considero como construidas a partir de una determinada cultura, creencias, tradiciones, mitos, etcétera.

Análisis de la exclusión de “familias” en relación al paradigma occidental.



El análisis sociológico, antropológico y legal, arroja una composición de un cuadro sintomatológico fuertemente arraigado cultural y socialmente de lo que se concibe como matrimonio y familia, siendo estas generalizaciones coercitivas e impositivas mediante las normas legales y políticas de las leyes e instituciones mexicanas que imparten “justicia” y dan “legitimidad” a las acciones individuales y sociales en las prácticas culturales de México, colocando como paradigma una construcción de familia determinante, reducida, excluyente y contradictoria al discurso de la diversidad cultural, la cual trataré de explicar a continuación:

En el análisis del paradigma de la familia occidental se manifiesta una concepción biologicista en el que la familia se construye a partir de la reproducción, procreación y socialización con los hijos como parte fundamental y generadora de la idea de esta institución, aunada a la persistente idea de maternidad donde la mujer predomina como figura imperante para construir hogares “idealizados”, especialmente en sociedades en las cuales la mujer se convierte en un mecanismo y fuente de reproducción cultural por ser la legítima heredera de los quehaceres del hogar, del cuidado de los hijos, la mediadora de conflictos entre éstos, provocando la paradoja de “ser la reina de la casa” y “esclava de los miembros de la familia”.



En esta composición “pluricultural” de la nación mexicana, tal cual como explica la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, resulta en el discurso reivindicativa por la manifestación de las diversas prácticas culturales, pero en las estructuras jurídicas, se impone la heterosexualidad del matrimonio, la monogamia y la familia nuclear como única manera legítima en la que se pueden otorgar los “derechos” y obligaciones de la “familia”.



Es por tanto negada la diversidad de “familias” o vínculos de parentesco, afectivos o culturales que pueden existir en la tan afamada diversidad cultural, ejemplos como madres solteras, abuelos que velan por los nietos a causa de la ausencia de los padres, padres solteros, tíos que se hacen cargo de los sobrinos por la muerte de los padres, parejas homosexuales o lesbianas que tienen hijos por adopción, inseminación, renta de vientres, entre otros; también parejas infértiles o que decidieron no tener hijos, conjuntos de hermanos que no tienen padre o madre, en fin, toda una multiplicidad de relaciones negadas y desconocidas por la institución familiar “legítima” en la que su composición se basa en padre, madre e hijos, tremenda configuración reduccionista, excluyente y paradójica a las predicaciones discursivas de la igualdad y equidad de los derechos humanos.

El paradigma de familia en las sociedades occidentales.


Para poder comprender la diversidad de organización del ser humano bajo el concepto que denominamos como “familia”, es necesario analizar las acepciones que esta palabra tiene, no en el sentido secular del imaginario social y colectivo, sino en el académico y legal específicamente.

Según Bruce J. Cohen la familia es “un grupo de parentesco cuya responsabilidad primaria es la socialización de los hijos y la plena satisfacción de otras necesidades básicas”. Es interesante la apreciación de Cohen, pues mediante una concepción reduccionista prescribe dos características: la reproducción biológica, entendida como la socialización de los hijos y la satisfacción de necesidades “básicas”, la cual puede considerarse ambigua, pues si reflexionamos en relación a “necesidades del ser humano” se pueden contemplar las de subsistencia o biológicas como la alimentación o las relaciones sexuales, esta última puede ser cuestionada por varios posicionamientos ideológicos como las personas que se consideran asexuales o incluso religiosas como el catolicismo que predica la idea del celibato para personas dedicadas a la liturgia. Otras necesidades a considerar serían las de protección y prolongación de la vida como un espacio para guarecerse de las inclemencias del clima. Algunas más que se pueden considerar sería la de uniones sociales y acompañamiento para resistir las condiciones de un contexto “salvaje” , aunadas a necesidades de vínculos afectivos, concebidas como psicosociales.

Al analizar la noción de familia que propone Cohen, es evidente que la clasificación emprendida resulta ser excluyente de otro tipo de lazos, por ejemplo: no implica la crianza de hijos, apegándose a una construcción tradicional biológica y académica en un contexto occidental, aunque no necesariamente discriminatoria en un sentido político.



Ahora bien, en el área de estudios antropológicos, a pesar de la antigüedad del concepto de familia de Sdenek Salzmann (1969), ayuda a remitirnos a las causas fundamentales que provoca la construcción de “familias”, explicando que la necesidad de vínculos sociales del ser humano surge porque “es un animal social; es decir que su desarrollo es modelado por la sociedad. Depende de la sociedad –de otras personas- durante un período más grande que cualquier otro animal. Esto se debe a factores sociales y biológicos”.

En esta definición que aporta Salzmann se puede comprender la insuficiencia y fragilidad del ser humano a causa de la caracterización biológica como especie que exige el cuidado, alimentación, resguardo y protección de otros seres humanos durante varios años para sobrevivir. En nuestras sociedades occidentales la idea cultural de cuidado, alimentación y protección está fuertemente relacionada a la figura materna por ser la procreadora, amamantadora y tradicionalmente la encargada de cuidar a los bebés, que bien es justificada y originada por la dependencia alimenticia de la leche materna de los recién nacidos.

En lo concerniente a la situación legal de las familias, la Constitución en México proclama “La nación mexicana tiene una composición pluricultural […] El varón y la mujer son iguales ante la ley. Ésta (la ley) protegerá la organización y el desarrollo de la familia.” Una vez más nos confrontamos ante la ambigüedad, pues en ninguna parte del artículo 4º se describe el concepto de familia, aunque es necesario contemplar que es posterior a la declaración de la igualdad entre hombre y mujer.

Para poder comprender de forma más profunda la noción de familia que asigna la “legalidad en México es necesario recurrir al derecho civil que asocia de forma determinante la correlación entre familia y matrimonio, prescribiendo que:

“el matrimonio es el núcleo de la familia, por ello posee una relevancia como acto social y jurídico. El matrimonio es la unión permanente (contrato solemne) entre un hombre y una mujer […] El vínculo matrimonial suele llevarse a cabo entre personas de distinto sexo, pues de lo contrario no se cumplirían los fines que impone este contrato […] Entre los derechos y obligaciones que impone el matrimonio podemos mencionar la procreación, la cohabitación […] la fidelidad, comprensión y sustento alimentario”.




Es así que la noción de familia se concibe dentro del sistema legal mexicano y por tanto es el parámetro permitido social, cultural y jurídicamente, y, al no ser cumplido devienen una serie de efectos y consecuencias que afectan todos los aspectos de la vida.